Nuestra historia (exigua, escueta, corta, brevísima) fue el resultado del encadenamiento malogrado de aquellos silogismos encargados de otorgar el sentido a cualquier cosa: un problema de sintaxis. No te extraño, no te quiero, no me interesa que estés o no haciendo. No era amor, tentaba, era un juego.
Vaya que hacia falta que pasaras por aquí.
ResponderBorrarEn los juegos sólo se divierte, nadie gana o pierde... o no?
Saludos!!
Las palabras (o la falta de) se tornan tan peligrosas a veces.
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